El astro brasileño del futbol Rivaldo (cuyo verdadero nombre es: Vitor Borba Ferreira Gómez) ha sido campeón del mundo con Brasil, y
jugado en equipos como el Barcelona, Milan, Deportivo de la Coruña, Palmeiras,
Olympiakos, Sao Paulo, y Corinthians. “Fue un regalo de Dios, pero todo pasa en
la vida”, dice en una entrevista. “Tengo un Mundial, he sido el mejor del
mundo. Pero mi mejor trofeo es haber conocido a Dios y seguir su Evangelio”.
Muchas personas me han preguntado: ¿Qué haces tú en
Angola? ¿Por qué te has ido allí con 40 años? Además de jugar a fútbol -que
adoro hacerlo, como lo sabe toda la gente de Barcelona-, me fui allí porque era
también una oportunidad, y no solo futbolística, sino con un lado religioso.
Soy evangélico, creo mucho en Dios, y tengo a una persona a mi lado, que se
llama Víctor, que me da cobertura espiritual. Y me sucedió algo verdaderamente
muy extraño.
Mucho antes de ir a África, cuando estaba pensando
incluso en retirarme del fútbol, recibí una llamada telefónica de Víctor: “Rivaldo,
tú irás a Angola”. Yo ni lo podía imaginar entonces, pero más de medio año
después, cuando creía que se estaba acabando mi carrera, descolgué de nuevo el
móvil. Era un empresario de Angola que me invitaba a jugar a fútbol allí.
Pensé: ¿Angola?. En aquel momento no me lo podía creer. Era impensable, pero lo
que me había dicho Víctor se había cumplido. ¿Cómo fue? No lo sé, ni siquiera
ahora puedo saberlo. Pero sucedió. Creo que fue algo de Dios.
Me siento feliz, pero no solo por jugar, sino porque
cumplí el sueño de levantar en ese país una iglesia evangélica. Poco a poco.
Compré los terrenos hace unos meses y estamos a punto de inaugurarla. Está casi
acabada. Si no pasa nada, abriremos las puertas el día 18. Es nuestra manera de
ayudar a mucha gente que lo necesita, ya que en Angola, como también ocurre en
muchas zonas de Brasil, hay mucha pobreza.
Jugar en Angola para nada es cómodo. Por ejemplo,
tarda casi dos horas en recorrer 25 kilómetros para ir a entrenar. Se levanta a
las seis de la mañana para empezar a entrenar a las ocho. La experiencia le ha
dado otro valor a su vida. “Pido menos, no pierdo el tiempo en cosas absurdas”.
Angola es un país que se está desarrollando tras haber
sufrido una guerra también ha abierto un instituto de ayuda social, que trabaja
tanto en Angola como en Brasil, para los más necesitados. “Dios me dio tantas
cosas en este mundo durante mi vida que ahora tengo que poner mi corazón, mi
energía, mi fuerza para intentar devolver todo de alguna manera” explica
Rivaldo.
“Es fácil vivir en Barcelona, Londres, Sao Paulo...
Son ciudades maravillosas. Es fácil dar cariño y abrazar a personas perfumadas,
guapas, ricas, pero no lo es a alguien que no puede bañarse ni comer. Esas
personas no tienen la culpa de venir al mundo en esas circunstancias, y hablo
también de las zonas pobres de Brasil o de otro país. Al final, es algo, tal
vez, del destino. Yo mismo podría ser quien estuviese allí” razona con enorme
seguridad Rivaldo.
“No nos vamos a llevar nada después de la muerte. A
las 24 horas de morir, todos, pobres o ricos, seamos como seamos, acabamos
igual. Por eso tenemos que ayudar a Dios, para tener esa vida eterna, porque el
cuerpo no vale para nada. El corazón y el espíritu es lo que permanece. Es, por
lo tanto, Dios quien está tocando mi corazón cada día para poder ayudar a todos
ellos. Estoy hablando de Angola, pero vale para cualquier lugar.”
Puede ver o descargar en PDF la entrevista de
ElPeriódico a Rivaldo siguiendo este
link: Entrevista a Rivaldo.
Fuente: Protestante Digital y ElPeriódico
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