La organización terrorista Boko Haram ha lanzado un
ultimátum al presidente de Nigeria, el cristiano Goodluck Jonathan. Los radicales islamistas han difundido un vídeo
en el que su líder, Abubakar Shekau, le exige “convertirse” al Islam para que
detengan los ataques y atentados en la región.
Esta semana Nigeria volvió a sufrir un violento ataque
a los cristianos, perpetrado una vez más por radicales islamistas. Desde la
elección de Goodluck Jonathan para ejercer su segundo mandato en la
presidencia, el grupo radical ha intensificado sus ataques a iglesias
cristianas, sobre todo en la zona central del país, donde la población se
cuenta dividida entre la fe cristiana y la fe islámica.
Son muchos los cristianos que han huido al sur, región
cristiana de Nigeria, para poder pisar un suelo seguro. Porque aunque las
autoridades intentan garantizar la seguridad de la población independientemente
de su fe, poco pueden hacer ante los atentados y los ataques perpetrados contra
iglesias y organizaciones cristianas.
Presión al gobierno
El grupo Boko Haram no sólo ataca a la población
cristiana sino que continúa presionando al gobierno, un gobierno que no
reconoce porque una “ley no escrita” exigía un cambio de presidencia vinculado
a la fe. Al resultar elegido Jonathan por segunda vez, la alternancia en el
gobierno entre un cristiano y un musulmán no se ha dado.
Desde entonces la organización se ha destapado como un
grupo violento que aboga por la implantación de la “sharia” en todo el país –
de hecho, su nombre significa “la educación occidental debe ser prohibida” - y
ha prometido limpiar el norte de Nigeria de cristianos.
En un clip de vídeo lanzado el fin de semana, el líder
de Boko Haram, Abubakar Shekau, le envió un mensaje claro al presidente
Goodluck Jonathan: que “se arrepienta y abandone el cristianismo”. Invitar a un
enemigo a convertirse al Islam o enfrentar las consecuencias es una larga
tradición en el Islam, inspirado en la Yihad (Guerra Santa) y en textos
importantes de esta religión.
Por parte del gobierno la reacción ha sido
contundente. El portavoz presidencial, Rubén Abati desestimó la demanda como un
intento de “chantaje”. “Cuando los nigerianos votaron abrumadoramente por el
presidente Jonathan en las elecciones generales de 2011, sabían que estaban
votando a favor de un cristiano”, dijo a los periodistas en Abuja. “Él tiene el
mandato de los nigerianos para servir a su patria. Nadie debe imaginar que va a
sucumbir al chantaje”, advirtió.
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