Cardenal Koch (Fuente externa) |
El Presidente del
Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, el Cardenal Koch, sigue hablando de lo que entiende como
“ecumenismo” sin ambigüedades, sin medias tintas, lo que seguro que agradecen
muchos protestantes.
En junio de este año
fue muy claro refiriéndose a la reforma protestante, diciendo que “no podemos celebrar un pecado, los
acontecimientos que dividen a la Iglesia no pueden ser llamados un día de
fiesta”. Lo más positivo que opinó el cardenal fue etiquetar este evento
histórico como un día que hay que recordar, pero no celebrar.
En aquella ocasión
concluyó que le gustaría asistir -en
lugar de a una celebración de la memoria de la Reforma protestante- a una
reunión en la que las confesiones reformadas pidieran disculpas y reconociesen
sus errores.
Las reacciones no
fueron especialmente entusiastas entre quienes se habían creído el ecumenismo
católico como un diálogo y acercamiento, y sí con cierta sorna por los muchos
que siempre han visto el ecumenismo católico como “la unidad del lobo que quiere devorar al cordero para poder llegar a
ser uno”, en palabras de José Cardona, primer secretario ejecutivo de la
Federación evangélica española (Ferede).
Las nuevas declaraciones "ecuménicas"
El pasado 2 de noviembre
el cardenal Koch participó en el Sínodo
General de la Iglesia Luterana Unida de Alemania (VELKD), que está al cargo de
los preparativos de la celebración de los 500 años de la Reforma protestante en
2017.
Dos días después del
simbólico 31 de diciembre, que recuerda el inicio de la Reforma en todo el
mundo, delante de aquellos con quienes busca la unidad declaró que “la separación de las iglesias protestantes
de la Iglesia no es una expresión de éxito, sino el fracaso de la Reforma.
Los reformadores no querían nuevas iglesias, más bien la reforma de la Iglesia
Católica”.
Terminaron las
sesiones con propuestas para que la Iglesia asentada en el Estado Vaticano y la
Federación Luterana Mundial promuevan el ecumenismo con las iglesias
pentecostales, algo que no parece fácil en la línea que está marcando tan
claramente el cardenal Koch.
Además de ver la Reforma como un fracaso, concluyó
Koch planteando esta otra cuestión a sus oyentes, y de paso a todo evangélico o
protestante que quiera ecumenismo con Roma: hay que elegir entre “considerar la
Reforma como una ruptura con la tradición universal (católica) o en continuidad
con la tradición”.
Por si no había
quedado claro, o a mayor satisfacción del Cardenal Koch, afirmó que el
ministerio de los obispos proviene de la sucesión apostólica, un elemento clave
de eclesiología de la ICR y del que se derivan otros muchos aspectos que
separan la doctrina católica de la protestante, y del que con optimismo espera
«una declaración conjunta en los próximos 30 años».
En la réplica el
obispo luterano Heinrich Bedford-Strohm (Munich) tampoco se quedó en medias
tintas y le preguntó si no pensaba que la Iglesia del Vaticano no debería
pensar en reformarse en su camino hacia la unidad.
En este aspecto,
indico que “es necesario reflexionar juntos sobre la base de la iglesia
apostólica primitiva” y no sobre los fundamentos del catolicismo romano.
Fuente: Protestante
Digital
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